En estos momentos, dar gracias te devuelve el aliento al alma y la esperanza al espíritu, abre tus ojos para ver que la gracia y el amor de Dios te han acompañado en cada instante de tu vida y que la felicidad, así como el perdón es una decisión.
Que es preciso levantar el rostro para poder ver que hay más allá de la dificultad, levantarte y siempre, siempre, siempre volver a empezar.
Te invito a que te olvides de lo que te disgusta y te entristece, y te dediques a dar gracias, porque puedes respirar, porque puedes soñar, porque puedes amar… porque sencillamente puedes, si quieres, vivir y dejar de sobrevivir.
Recuerda que sólo tú eliges la vida que deseas para ti…