Cuando revisamos los que vivimos a diario, nos damos cuenta que en cada acción, cada palabra, cada gesto, aun en cada omisión, necesitamos ser líderes, que tomamos decisiones diarias, que hacen que nuestra vida evolucione y se transforme.

Es decir, vivimos liderando, sin embargo a veces pensamos que este tema solo se reduce a una actitud de mando o de autoridad dirigida a otros.
Hoy quiero decirte amigo lector que el liderazgo va más allá de dirigir, se trata de impulsar, guiar, motivar, dar ejemplo con cada acción cotidiana que hace que nuestra vida, cuando empieza a vivirse en equilibrio, inspire la de otros.
Entonces el liderazgo que empieza en ti, que empieza en mí, hace que asumamos cada cosa que nos pasa en su real dimensión, nos invita a la acción oportuna y sabia y nos lleva a abrir caminos donde no los hay.
Caminos en el corazón para dejar una huella de amor que impulse a otros, a hacerse sabiamente responsables de sus propias vidas.
Un líder mira más allá de las apariencias humanas, mira lo que hay en el interior del otro y le ayuda a subir el primer escalón para impulsarlo a un nivel superior.
Es servir, con manos abiertas, siempre dispuesto a llevar a otro ser humano, a donde sus miedos e inseguridades, no le han dejado llegar.